¿Por qué publicar el informe de la CVR sobre el impacto de los 20 años de violencia política en los niños y niñas del Perú?

La respuesta es simple: nadie podrá dudar que fue precisamente la infancia pobre y rural la población más vulnerable durante los años del terror. Revisando las reacciones llenas de miedo y de negación que han suscitado las conclusiones de la CVR, es evidente que toda la visibilidad esta puesta sobre los adultos y ancianos que no se rinden en su afán de buscar justicia y reparación. Entre esos adultos se encuentran los niños y niñas que no murieron durante la guerra interna pero sobrevivieron marcados por un conjunto de violaciones a sus derechos más elementales: el 12.8% de víctimas fueron menores de 18 años. Ellos sufrieron: reclutamiento forzado, violación sexual, secuestros, desapariciones, asesinatos o ejecuciones extrajudiciales, detenciones y torturas. De las 69,000 víctimas estimadas por la comisión, 8,832 eran niños y niñas que fueron reclutados a la fuerza, que fueron violados, secuestrados, desaparecidos o asesinados. Solo en Ayacucho se produjeron el 56.45 % de las desapariciones de niños y niñas.