El estudio de los grupos terroristas y de los movimientos insurgentes ha estado limitado, en los años recientes, a aquellas organizaciones con base en Europa Occidental o en algunos de los cuatro centros estratégicamente importantes del núcleo revolucionario: el Oriente Medio, América Central, África del Sur y Sudeste Asiático. Contrariamente, la revolución de la guerrilla contemporánea en América del Sur ha merecido muy poca atención. Esto es particularmente cierto en Perú, donde ha emergido una variedad única de movimientos guerrilleros. Perú siempre ha sido la “amalgama” regional, y el laboratorio de pruebas para varios modelos de desarrollo del Tercer Mundo: la “revolución desde arriba” de 1968 y la posición del APRA frente a la deuda, son dos grupos típicos. Otro caso es Sendero Luminoso, una clase enteramente nueva de movimiento insurgente, del que se puede decir que marca la “cuarta fase” en el desarrollo de la actividad revolucionaria en América Latina. Sendero inició la lucha armada en 1980, y fue entonces considerado por el presidente Belaúnde como una minúscula banda de “narco-terroristas locos”. (Extracto presentación).