Comisión de la verdad y reconciliación
La CVR ha concluido que la cifra más probable de víctimas fatales de esas dos décadas supera los 69 mil peruanos y peruanas muertos o desaparecidos a manos de las organizaciones subversivas o por obra de los agentes del Estado- … un doble escándalo: el del asesinato, la desaparición y la tortura masivos y el de la indolencia, la ineptitud y la indiferencia de quienes pudieron impedir esta catástrofe humana y no lo hicieron.
Verdad y Reconciliación
UN EJEMPLO PARA EL PERÚ

  • Cómo y por qué funcionó la CVR en Sudáfrica.
  • Cómo lograron la reconciliación.
  • ¿Se puede perdonar sin saber la verdad?
  • ¿Puede haber reconciliación sin mantener la memoria histórica?

Ver el artículo de Herbert Morote

Todos contra la verdad

RAZONES PARA ESTA BIBLIOTECA


  1. CONSIDERACIONES PRELIMINARES.
  2. FINALIDAD DE ESTA BIBLIOTECA VIRTUAL
  3. CARACTERÍSTICAS DE ESTA BIBLIOTECA.

1. CONSIDERACIONES PRELIMINARES

La memoria de los pueblos es frágil, acomodaticia y discriminatoria a no ser que haya personas o instituciones que se encarguen de recordarnos las tragedias humanas que han ocurrido en el pasado. El esfuerzo por preservar la memoria de tales desgracias ha servido para asumir responsabilidades cívicas, morales y económicas con las víctimas y, además, tratar de impedir que se den nuevamente las condiciones que originaron esas desdichas.  Desgraciadamente, en muchos casos se diría que tanto los individuos como la sociedad en general se aliasen con sus gobiernos para ocultar hechos vergonzosos que deberían causar estupor e indignación. En realidad lo que sucede en esos pueblos voluntariamente olvidadizos es que sus tragedias se repiten una y otra vez en el transcurso de los años.

A lo anterior añadamos que a pesar de que el mundo ha entrado en un periodo aparentemente democrático, lo cierto es que éste no sirve todavía para recobrar la memoria histórica de eventos que nunca debieron ocurrir. La vorágine creciente de consumismo, de fiebre empresarial y económica hace que la gente rehuya a plantearse hechos que deberían inquietar las conciencias ciudadanas; no hay tiempo para nada que no sea trabajar y divertirse si se puede. Este febril quehacer por lo cotidiano, por lo inmediato, por calcular si tenemos suficiente dinero para llegar a fin de mes impide sopesar eventos que ponen en riesgo el marco social donde nos desenvolvemos.

El desapego por asumir responsabilidades solidarias con las víctimas es favorecido por la nula importancia que damos a lo que ocurre en sectores de la población con los que no mantenemos relaciones económicas. Muchas veces nos es igual que la violación de los derechos humanos ocurra un país lejano o en una comarca vecina.  Como el avestruz preferimos esconder   la cabeza dentro de nuestra pequeña burbuja social.

Muchos genocidios quedan ocultos ante la indiferencia de la sociedad y el interés de los victimarios por borrar sus huellas acusatorias. O, simplemente, porque las víctimas proceden de sectores sin medios económicos para hacer llegar su dolor y protesta. Genocidios de pueblos, como los palestinos, africanos, guatemaltecos, y minorías étnicas en China, India, siguen los perdidos pasos de aquellos genocidios de tribus y civilizaciones precolombinas de las que ya es tarde para pedir cuentas a los responsables y tarde también para obtener lecciones que impidan que vuelvan a ocurrir. Luego de la independencia millones de latinoamericanos han muerto en guerras civiles ya no víctimas de potencias imperialistas sino de la ambición de inescrupulosos líderes nacionales. Como si no hubiéramos aprendido nada de nuestro inmediato pasado republicano, todavía existen focos de estas matanzas en varios de nuestros países.

Como ejemplo de lo contrario tenemos el holocausto judío que pervive en la memoria de la humanidad gracias al enorme y constante esfuerzo del pueblo judío que, a través de sus inagotables recursos económicos y poder mediático, se encarga todos los días y por todos los medios posibles de recordarnos el sacrificio de millones de ellos en manos del nazismo.

Cuarenta años después del holocausto judío, sucedieron en nuestro continente sudamericano dos tragedias que han recibido la constante atención de sus países y del mundo entero. Una de ellas ocurrió en Chile, país que creó en 1990 una Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación para investigar la represión ciudadana durante la dictadura del general Pinochet. El resultado fue conmovedor: casi 3,000 fueron asesinadas, muchos miles más fueron torturados. Creo que no ha habido medio de comunicación en el mundo que no haya cubierto los horrores sufridos por los chilenos y los esfuerzos de jueces, tanto en su país como en el extranjero, para llevar a los tribunales a Pinochet y sus secuaces. El tirano murió, pero no otros implicados que están presos o a punto de ser condenados. Lo importante es que sus crímenes no quedaron impunes ni fueron olvidados;  el mismo Pinochet con toda su arrogancia y desvergüenza fue mantenido preso en su domicilio. Respecto a las víctimas, el gobierno chileno creó un Fondo que se acrecentó con 8 millones de dólares confiscados  a Pinochet de su cuenta ilegal en el Banco Riggs de Washington. La Fundación Allende también creó un fondo con el mismo fin. Pero más importante que todos los esfuerzos por llevar a los tribunales a los criminales y a compensar a sus víctimas, es el hecho de que Chile ha recuperado su espíritu democrático y ahora está grabado perennemente en la conciencia de sus ciudadanos y todas sus instituciones, incluyendo las militares, la promesa que nunca más se podrán violar los derechos humanos en ese país.

Un caso tan o más sonado que el chileno fue la tragedia sucedida en Argentina durante su última dictadura militar. Como se recuerda, fue la protesta valiente y sacrificada de las desoladas “Madres de la Plaza de Mayo” la que durante varias décadas se empecinó en denunciar la desaparición de sus hijos hasta que el mundo hizo eco de sus reclamos. Según la Secretaría de Derechos Humanos de ese país se dan por muertos o desaparecidos a 13,000 personas, otras fuentes alegan que fueron 20,000. Luego de penosas luchas, retrocesos y grandes victorias se logró derogar la ley de impunidad que protegían a los responsables de los asesinatos y se encarceló a los culpables. Todos esos esfuerzos han sido importantes pero,  al igual de lo que pasó en Chile, la mejor lección de esa tragedia es que todos los argentinos, como sus instituciones, incluyendo las militares, saben que la vía criminal no será jamás una  opción para luchar contra opositores políticos. Las madres de la Plaza de Mayo y la sociedad argentina en general estarán velando el respeto a los derechos humanos en Argentina.

2. FINALIDAD DE ESTA BIBLIOTECA VIRTUAL

El creciente desarrollo de las bibliotecas virtuales es un fenómeno originado por las facilidades que otorga Internet al usuario para obtener información sin estar sujeto a desplazamientos, horarios, carnés de identificación y otras restricciones propias de las bibliotecas tradicionales. En nuestro caso deseamos facilitar el acceso a libros, revistas, artículos, material gráfico y audiovisual, tesis universitarias, relacionados con el genocidio llevado acabo principalmente en Ayacucho durante 1980 y 2000, así como las consecuencias de esos crímenes, a fin de que se estudie, comprenda y sirva para crear una base sobre la cual se establezca la concordia del pueblo ayacuchano y la reconciliación de los agentes que participaron en esa tragedia.

Es posible que esta reconciliación tome tiempo, y que muchos de nosotros no veamos la reconstrucción social y económica de Ayacucho, pero de lo que sí estamos seguros es si intentásemos pasar página o pretendiésemos ocultar los hechos lo único que lograríamos sería mantener abierta una herida que puede desencadenar males mayores.

3. CARACTERÍSTICAS DE ESTA BIBLIOTECA.

Deseamos que esta biblioteca sea participativa, amplia, diversa y apolítica.

  • Biblioteca participativa. Deseamos que esta biblioteca sea algo más que una fuente de consulta y ofrezca una plataforma gratuita y libre donde el usuario, ya sea persona o institución, pueda ejercer su derecho a:
  1. Opinar.
  2. Proponer.
  3. Participar en debates y foros.
  4. Exteriorizar sus quejas y denuncias
  5. Informar los logros alcanzados en aras de la verdad y reconciliación
  6. Colaborar con envío de documentos o material audiovisual relacionados con el genocidio en Ayacucho. 
  • Biblioteca amplia. Esta biblioteca contendrá todo lo publicado sobre  el genocidio ayacuchano, a fin de comprender los factores sociales, políticos y económicos que lo originaron, así como la actuación de los protagonistas del conflicto armado y el perjuicio que causaron al pueblo ayacuchano.

  • Biblioteca diversa. Esta biblioteca dará cabida a todos los puntos de vista y no ejerceremos censura alguna, ni discriminaremos ningún material bibliográfico sea cual sea su orientación, salvo que la ley lo señale.

  • Biblioteca apolítica. Para lograr nuestros fines será imprescindible mantener nuestra independencia moral y económica a fin de poder conservar  intacta nuestra filosofía y no depender ni estar influenciados por ninguna facción política sea cual sea su orientación.